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Motivaciones

Qué son las motivaciones

La motivación es un proceso que provoca, conduce y acompaña nuestras conductas dirigidas a conseguir un objetivo o a compensar una necesidad o una carencia.

Tiene un gran poder potenciador de las aptitudes del individuo y es un rasgo fundamental a tener en cuenta no solo en los estudios, sino también en el desempeño laboral y en la mayoría de nuestras actividades personales.

La motivación es un proceso dinámico pues los estados motivacionales están en un constante flujo en el que se alternan sin cesar el crecimiento y el declive.

Descubre tus motivaciones

Ahora que ya conoces su definición, te invitamos a reflexionar sobre tus propias motivaciones.

Para ello, comienza por analizar qué causa tus conductas, qué las mueve, cómo se mantienen en el tiempo, por qué te diriges hacia ciertas metas y no hacia otras… Y cuando ya ha comenzado una de tus acciones, piensa en qué hace que se detenga, qué influencias o fuerzas condicionan que sigas haciendo eso; medita también sobre por qué ante una misma cosa unas veces te sientes atraído y motivado y otras te muestras indiferente.

Y es que debes tener claro que lo que te motiva y del modo en que lo hace, no tiene nada que ver con lo que lo hace a otra persona.

Conviene que tengas esto nítido para evitar que te manipulen convenciéndote de que debes sentirte motivado hacia determinada actividad o propuesta.

Y, ojito, nadie tiene que motivarte ni esperes que nadie lo haga, pues cuanto más pones los resortes de tu motivación en manos ajenas, más dependencia tienes de otros y, por tanto, menos libertad de elegir y tomar tus propias decisiones.

Ya hablaremos en otro artículo con más detenimiento de las motivaciones y su relación con las necesidades, los deseos y los impulsos.

Lo que es evidente es que las motivaciones están muy ligadas a las necesidades y los deseos pues tienden a satisfacerlos.

Ahora queremos recordarte que la motivación tiene relación con otras variables psicológicas, como el nivel de estrés, la autoestima y la concentración.

La motivación es un estado personal, algo propio e interno de cada sujeto y sus detonantes varían en cada individuo.

Si te haces consciente de tus motivaciones, podrás entender qué es lo que realmente necesitas y deseas. Y nunca olvides que tu estado anímico influye directamente en tu nivel de motivación.

Motivaciones intrínsecas

Hay factores intrínsecos, motivos que nos llevan a actuar como fruto de algo interno que esperamos recibir a cambio de esa determinada acción. Es la fuerza que te mueve a obrar con la intención de obtener el resultado interno que esa acción crea en ti cuando la realizas.

Esos factores intrínsecos motivadores te satisfacen, y, por tanto, motivan, cuando los alcanzas. Pero si no los consigues, no se crea en ti ni desmotivación, ni insatisfacción.

Lo bueno de las motivaciones intrínsecas es que nacen de tu yo profundo, de tus deseos y metas personales, incluso de tus sueños; tú mismo las formulas y las deseas y por eso suelen ser las más eficaces y duraderas.

Esa motivación intrínseca no se apoya ni busca una recompensa externa sino que está conectada vivamente con tus deseos de autorrealización y crecimiento personal.

Te permite sentir el gozo de realizar una actividad, no busca el aplauso ni la aprobación de nadie y te hace sentir que fluyes.

Motivaciones extrínsecas

También influyen en ti factores extrínsecos que pueden motivarte o desmotivarte. Son los motivos que te llevan a obrar como fruto de algo externo que deseas y esperas recibir a cambio de tu actuación.

Estos factores extrínsecos cuando no están presentes te incomodan (miedo, inseguridad, etc.), aunque, cuando se satisfacen, en realidad no generan verdadera motivación.

Las motivaciones extrínsecas son endebles, poco eficaces y escasamente duraderas. Son como eso del pan para hoy y hambre para mañana, como esas relaciones que parecen vitales y que al poco tiempo te defraudan y abandonan. O como es puesto que hoy te seduce y que pronto se  vuelve anodino.

Por tanto, si lo que buscas es la verdadera felicidad duradera y los factores que te motivan son solo premios externos como el dinero o el aplauso de otros, vas mal encaminado. Y  es que la motivación extrínseca no se apoya ni nace del deleite de realizar tus acciones, sino de una recompensa indirecta, que en el fondo está vacía.

Si estudias para complacer a otros o trabajas para que te reconozcan, sin hacerlo por tus propios motivos o deseos, tarde o temprano abandonarás.

Este video de Full Perception te ayudará a entender de forma gráfica el funcionamiento de las motivaciones:

Motivaciones para estudiar

Tus motivaciones tienen que servirte para construir el hábito de estudiar, no para pasar un examen o sacarte de un aprieto.

Es muy posible que tu entorno – familia y escuela – no haya hecho sino ponerte piedras en los zapatos, quizá con buena voluntad, pero provocando en ti un caos que ahora debes corregir.

¿Acaso no te acostumbraron a estudiar para aprobar o para conseguir una moto o para no defraudar a tus padres? Sí, pueden ser motivos muy nobles o golosos, pero si no conectan con tus propias motivaciones, se los llevará el viento.

Educa tu voluntad y despierta tu interés. Para ello tendrás que reforzar tus motivaciones intrínsecas que son el verdadero y primer trampolín hacia el éxito para que cuando te mires a tu espejo te sientas orgulloso por haber hecho todo lo posible por conseguir tus objetivos de estudio.

Si llegas a ese éxtasis contigo mismo tienes garantizada la obtención de cualquier meta educativa y, a la larga, profesional.

Tus motivaciones íntimas son las que te moverán a invertir tu tiempo y tu esfuerzo y consolidarán en ti una mentalidad proactiva, constructiva y optimista.

Superarás tus barreras y miedos mentales, te olvidarás de tu edad y circunstancias (¡dará igual que seas poco inteligente o que estés oxidado desde hace tiempo!).

Motivado, te responsabilizarás de tus actos y, al comprender que todo el proceso depende de ti, tus resultados siempre serán positivos para ti, aun en los casos en que no llegues al 5.

Pensando de este modo tus estudios en vez de cimas a alcanzar se convertirán en retos atractivos cuyas riendas manejas y mejoras solo tú.

La clave está en la respuesta que te des a esta pregunta: ¿por qué y para qué voy a estudiar? No permitas que nadie cuestione tus motivos, ¡es tu vida!

¿Estudias como un paso para tener un buen trabajo que te permita vivir haciendo lo que te gusta? ¡Increíble!

¿Lo haces por el gozo de aprender o por estar preparado para ayudar a otros o para avanzar en tu pasión? ¡Genial!

Con la motivación adecuada, descubrirás en ti una energía imparable (que te parecerá inaudita, pero es tuya) que te permitirá aprender cualquier cosa que te propongas.

Motivaciones laborales

En el mercado laboral actual debes mantenerte motivado constantemente. Y más ahora que no hay trabajos fijos que aseguren un sueldo de por vida.

Es más imprescindible que nunca reinventarse continuamente, sea cual sea tu puesto. Con independencia de tu formación, se te exigirá actualizarte, mejorar y especializarte cada vez más.

¿Crees que será posible hacerlo sin estar motivado? ¿Cómo lograrlo? Asúmelo como un reto, como un deseo personal.

Volvemos a la motivación intrínseca que está estrechamente vinculada a una buena productividad, pues un individuo motivado desde su interioridad se implica personal e íntimamente en la tarea, yendo mucho más allá del sueldo o los reconocimientos que vaya a conseguir.

Al diseñar tu itinerario profesional piensa y apuesta por lo que te motiva, lo que es importante para ti y te hace feliz: conciliar tu trabajo con tu vida privada, poder desarrollarte, asumir responsabilidades que te reten, sentirte escuchado y a la vez estar abierto a aprender de otros…

En nuestra sección de desarrollo profesional podrás conocer las claves para un buen desempeño y algunas de las profesiones con más futuro de un mercado laboral en constante evolución.

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